II Los principios del acceso a la información y la libertad de expresión
III Ejemplos ilustrativos de áreas problemáticas
IV Propuestas para una acción estratégica
A.J. EVANS
(Presidente)
Antes de la Conferencia de Estambul, en 1995, el Presidente había pensado establecer un procedimiento formal para remediar esta situación y el Consejo manifestó su total apoyo a esta idea, al aprobar la resolución presentada en la reunión de 1995, en la que confirmó su compromiso con el contenido del artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, tal como se expresó en la 55ª Conferencia General de la IFLA, en 1989.
Se manifestó entonces una gran preocupación acerca de la creciente violación del derecho a la libre expresión y a la libre circulación de la información en muchos lugares del mundo, cuyo resultado son una serie de limitaciones a la capacidad de las bibliotecas y de los bibliotecarios para atender a las necesidades e intereses de sus usuarios.
La creación del "Comité de Acceso a la Información y Libertad de Expresión" (CAIFE) por el Presidente, después de la de la Conferencia de Estambul, fué muy bien recibida por los miembros de la Federación y se encargó a este Comité la redacción de un informe para ser presentado al Consejo en su reunión de Copenhague, en 1997. El Comité está formado por representantes de 32 países de todo el mundo.
Tanto la Junta Ejecutiva como CAIFE, en sus deliberaciones concretas, aceptaron desde el principio que este tema, a pesar de que interesaba en todo el mundo, tenía una universalidad limitada en cuanto a la definición de las acciones que había que emprender, con el fin de tratar adecuadamente ciertas situaciones problemáticas; aunque no, por supuesto, en cuanto a realidad de los problemas en si mismos. Se tuvo también en cuenta la existencia de otros varios organismos nacionales e internacionales que trabajan en diversos aspectos relativos al aceso a la información y la libertad de expresión, de modo que la IFLA debería ocuparse de los que conciernen a las bibliotecas y a sus posibilidades de atender a sus usuarios.
En la Sección II se ofrece un esbozo de los principios del acceso a la información y la libertad de expresión y, en la Sección III, se dan algunos ejemplos ilustrativos de ciertas áreas problemáticas. Siguen las propuestas para una acción estratégica, en la Sección IV y un posible mecanismo para la acción, en la Sección V.
Como dijo Marianna Tax Choldin en su presentación, en Pekin, estamos ahora "iniciando una conversación"
II. Los principios del acceso a la información y la libertad de expresión
Para promover la difusión del conocimiento, la educación y la cultura en todas las naciones del mundo, es esencial que cualquier clase de información pueda circular libremente. El acceso a la información no solo contribuirá al entendimiento universal, sino que permite que la diversidad de opiniones sea reconocida y respetada y mejorar el mutuo enriquecimiento entre las diversas culturas.
La Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA) apoya totalmente el Manifiesto de la UNESCO sobre las Bibliotecas Públicas, insistiendo en la necesidad de que los gobiernos nacionales, estatales y locales proporcionen a las bibliotecas la legislación y la ayuda económica adecuadas.
Toda persona debe poder utilizar libre y eficazmente las bibliotecas para procurarse una formación permanente, una independiente toma de decisiones y el avance en el desarrollo cultural y económico.
IFLA afirma estos principios y propone las siguientes acciones, que será preciso emprender para cumplirlos, insistiendo en que los bibliotecarios y las asociaciones de bibliotecas tienen la responsabilidad fundamental de apoyarlos y de trabajar para su progreso.
La serie de situaciones que conciernen a la IFLA, relativas a la restricción del acceso a la información y a las barreras a la libre expresión, pueden clasificarse en tres categorías.
El caso más extremo es cuando la censura la practica el estado en naciones que, por medio de la legislación, se limita la libre expresión en el ámbito político, étnico, religioso o respecto a la situación de ciertas minorías, cuando existe conflicto con la política "oficial", violando abiertamente los derechos humanos. Aunque muchos de estos países han suscrito uno o más tratados relativos a derechos humanos (y en concreto,la Declaración Universal de los Derechos Humanos) pueden argüír que si se suscitan conflictos con sus leyes y normas, éstos pueden derivar, por ejemplo, hacia problemas de seguridad nacional.
La IFLA cooperará con todas las personas y grupos comprometidos en la resistencia a la limitación de la libre expresión y del acceso a la información. Así, la IFLA trabajará en cooperación con los organismos profesionales adecuados y en las iniciativas que afecten tanto a los creadores (autores, periodistas, científicos, artistas, ect.) como a los distribuidores de información (editores, libreros etc.)
El epicentro de la acción formal de la IFLA será, sin embargo, todo cuanto afecte a las bibliotecas, los bibliotecarios y las asociaciones bibliotecarias.
En apoyo a la política general, que se acaba de exponer, la IFLA iniciará una serie de actuaciones, entre ellas:
Si se pide a la IFLA ocuparse de un incidente concreto, la IFLA tratará de obtener, si es posible, el asesoramiento de las asociaciones bibliotecarias nacionales del país donde ha ocurrido el incidente. También someterá el incidente a la consideración de la Comisión de Derechos Humanos (o organismo similar) de dicho país.
Cuando sea conveniente, la IFLA tratará también de obtener verificación independiente por parte de los organismos internacionales sobre Derechos Humanos o de otras organizaciones similares.
Reconociendo las diferencias entre las distintas culturas y situaciones políticas que existen en el mundo, las estrategias de la IFLA, se adaptarán a cada situación concreta y consistirán en:
Sus funciones podrían ser:
En la situación actual del acuerdo sobre lo que la IFLA puede o debe hacer, sería prematuro establecer una "oficina" como tal, ya que tendría que funcionar con los limitados recursos destinados a otras áreas de actividad. Mientras se procuran los medios para desarrollar esta actividad concreta , la IFLA tendrá que depositar su confianza en otras organizaciones que ya trabajan en ello.
Sin embargo, es esencial que el Consejo acuerde que ésta es un área prioritaria para la IFLA y que se le destinen los recursos necesarios en el momento oportuno.