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Seis ponentes, todos de diferentes países, compartieron el lunes, en la sesión sobre libros electrónicos que duró todo el día, las problemáticas que afectan a los libros electrónicos y a su préstamo en sus respectivas regiones.
Tanto los editores como los autores suelen estar preocupados por el impacto del préstamo de libros electrónicos en las bibliotecas y su viabilidad económica. Klaus-Peter Böttger de la Oficina Europea de Asociaciones de Bibliotecarios, Información y Documentación (EBLIDA) compartió un caso reciente en el que bibliotecas de los Países Bajos tuvieron que acudir a los juzgados para asegurarse de poder prestar libros electrónicos. Margaret Allen contó que los australianos suelen estar descontentos con la falta de contenidos australianos y la disponibilidad de bestsellers. Keith Fiels de la Asociación Americana de Bibliotecarios (ALA) mencionó la preocupación de los autores sobre el control de los trabajos, el impacto de las bibliotecas en las ventas y el compromiso positivo de la ALA con los seis (ahora cinco) grandes editores.
Dan Monte de Agenda Ciudadana señaló que el préstamo electrónico puede servir como complemento a las ventas de libros electrónicos, citando el ejemplo del libro titulado "Las cuatro esquinas del cielo", que se sacó en préstamo más de 24.000 veces en los primero nueve días y subió 50.000 puestos en la Lista de Ventas de Amazon. Aboga porque a largo plazo el interés se centre más en la satisfacción del cliente que en buscar la manera de restringir el acceso ilegal.
YS Chit de la Asociación Internacional de Editores (IPA) enmarca los desafíos de la situación en la que nos encontramos en las nueve "E":
Paul Whitney, miembro de la Junta de Gobierno de la IFLA, ofreció una actualización sobre el recientemente aprobado Informe de la IFLA sobre el Préstamo Electrónico donde se insta a las bibliotecas, editores y autores a ponerse de acuerdo en los términos y condiciones necesarias para que las bibliotecas adquieran libros electrónicos. También que los editores y autores no deberían restringir la posibilidad de que las bibliotecas licencien y/o adquieran libros electrónicos para sus colecciones.